En un anterior trabajo sobre lo fantástico en Borges constatamos que en la discusión internacional existe un consenso básico con respecto al subtipo textual "fantástico" que se define, al contrario de la novela o cuento realista, a través de la oposición "realidad vs. maravilloso", donde se presupone que en el primer caso la ficción está siempre empecinada en imitar la realidad exactamente, en modelarla y problematizarla o en competir con ella. Según esta presuposición, la literatura fantástica, por el contrario, se basa en estructuras narrativas en las cuales se transgrede un límite topográfico y/o normativo (Lotman 1973) concebido según un modelo histórico-cultural determinado del mundo, que como tal está sometido a transformaciones y cambios y es de naturaleza mimética. Todorov define lo "fantástico puro" partiendo de las publicaciones citadas en base a la "indecisión" de lo acontecido por parte del lector y de los personajes, es decir, en base a "un événement étrange, qui provoque une hésitation chez le lecteur et le héros", lo cual implica una identificación entre lector y personaje. La indecidibilidad por parte del lector radica en la ambigüedad estructural de la obra misma. Precisamente en este punto de la discusión con la crítica sobre el género de lo fantástico nos parece que no solamente la obra de Borges difiere de esta tradicional definición de lo fantástico – como entonces tratamos de demostrarlo –, sino al menos las dos obras de Bioy que vamos a tratar con detenimiento a continuación.:Planteamiento del problema. - El concepto de fantástico como literatura medial-virtual en La invención de Morel y Plan de evasión
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