Lista de ilustraciones – Reconocimientos – Introducción, irse de tesis – Catálogo, la casa – Autocatálogo, la falta – Discurso Pompier, el fantasma – Discurso sobreviviente, Nachleben – Discurso primitivo, cine no-cine – Discurso desbaratado, Lihn nomoteta – Discurso dramático, la pieza que falta – Discurso póstumo, ars memoria – Conclusiones, a partir de Lihn – Bibliografía esencial – Índices. Enfrentando la censura y el autoritarismo de la época, durante los años 80 Enrique Lihn dejó a un lado su producción poética para desplegar un conjunto de "proyectos locos", según la acertada definición de Christopher Travis, dando cuenta con ello de una radicalidad única en el marco de la producción crítica e intelectual de esos años. La casa que falta aborda, por primera vez, el conjunto de esos materiales desde la concepción de un "acto social total", según la definición dada por Lévi-Strauss para los actos de lenguaje que exigen una interpretación plena. Parodia, burla, provocación y defensa cerrada de la autonomía del arte transformaron la figura de Lihn en un nuevo tipo de héroe dedicado a desplegar el discurso prohibido de la época, inspirando a las nuevas generaciones que surgirán con el regreso de la democracia a Chile el mismo año de su fallecimiento “A la admirable facultad verbal que caracterizó desde muy temprano la poesía de Enrique Lihn, y que su desplegada producción posterior en todos los géneros no hizo sino corroborar, responde desde este libro la facultad crítica y expresiva del notable escritor y estudioso que es Roberto Brodsky. El título del libro de Brodsky, a primera vista algo enigmático, revela su plenitud de sentido cuando se completa el riguroso y sugerente recorrido que el autor realiza por la obra llevada a cabo por Enrique Lihn en Chile entre 1978 y 1988, año de su muerte, para fundamentar su conclusión de que esa incesante y versátil tarea cumplida por el gran poeta en una sombría época de desintegración social, se revela en su totalidad como la acción del LEGISLADOR ANÓMICO de la escena cultural, es decir, como el ductor y guía ejemplar más influyente en su momento. El lector concluye así que esa conducta propuso definitivamente un ejemplo cuya influencia permanece y no cesará. Lo que representó Enrique Lihn en esos años es analizado por Roberto Brodsky con un consumado dominio teórico, que conjuga felizmente la recurrencia a una vasta bibliografía analítica con una admirable capacidad expositiva, que la hace accesible para todos sus lectores. Sus formulaciones críticas y las verificaciones textuales y contextuales que le confieren a su investigación tan pleno sentido constituyen, pues, la lección ejemplar de lectura que es este libro.”—Pedro Lastra, poeta, ensayista, Profesor Emérito en SUNY Stony Brook, y Miembro de la Academia Chilena de la Lengua
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